miércoles, 30 de julio de 2014

VUELTA POR TABLADILLO, PASCUALES, ARAGONESES Y PARADINAS (SEGOVIA)

15/7/2014
Hoy he salido con la intención de hacer un largo recorrido ya que tenía tiempo por delante. Salí en dirección a Santa María Real de Nieva con la intención de ver Pascuales, Aragoneses, Paradinas, Villoslada, Balisa y regresar por Santa María a Segovia.
Vi el pueblo de Tabladillo y entre hasta su Iglesia para dejar constancia fotográfica de mi paso.

Una persona se me acercó preguntando por el coche y me contó que tenía en Soria un Ford-T que lo compartía con su hermano. Últimamente lo movían poco y lo conservaban de la familia junto con dos motos antiguas, una de ella, una guzzi de cambio en el lateral del depósito. Su mujer era de Tabladillo y el estaba allí.
Tras darme una vueltecita por el pueblo encontré esa casita casi derrumbada en la que me encantó los restos de esos adornos típicos de la zona y esa puerta tan digna.

Seguí mi camino hasta Pascuales que, según vas de Segovia, solo ves la Iglesia hasta, que pasada una curva, aparece todo el pueblo. Efectivamente la Iglesia está en una zona elevada y curiosamente el pueblo está más bajo y separado con una disposición más típica de un pueblo y su ermita.


Caminé pos sus calles de tierra y, de nuevo, a la carretera
Llegada a Aragoneses con su Iglesia en la misma entrada del pueblo

Cercana a ella dos casas de finales de 1800 y que volví fotografiarlas cuando me lo indicó un vecino que nada más verme me pidió que le esperara para fotografiar el coche.



Mientras le esperaba fotografié una chimenea que se mantenía erguida aunque la casa esté a la espera de una restauración.


Tras conversar un ratito con dicha persona, que me recomendó que fuera a Paradinas, di una vuelta por el pueblo encontrando estos dos detalles graciosos. Esa típica casa con sus arcos de ladrillos en puerta y ventana y sobre todo ese espantapájaros, clavado sobre un montón de mies que puedo asegurar que desde lejos me hizo dudar si era de verdad aunque lo sospechaba. Cuando veo la foto no le hace justicia a la impresión de realismo que viví.


Me encaminé a Paradinas
Paso junto al palacio pero me detengo junto a la Iglesia para hacer la foto de rigor y se me acerca Javier (ahora se su nombre pero no tenía el gusto de conocerle) con su bicicleta.

Por sus preguntas me doy cuenta que sabe de coches y le enseño el motor empezando una conversación  e invitándome a ver el museo que está allí mismo. Lo ha promovido una asociación formada por personas mayores que recuerdan con cariño como era su pueblo y no quieren que se pierdan las tradiciones de su pueblo.
Me enseña dos salas dedicadas a los restos romanos encontrados con unos paneles de la situación histórica, fotografías de un mosaico romano encontrado detrás del Ayuntamiento y que, muy probablemente tenga continuación por debajo de casas actuales.
Parte del suelo (mosaico), que el recuerda que tenía unos colores vivos y preciosos, fue retirado del lugar y llevado a la Iglesia donde por el paso de las personas, algunas retiradas de piedras y la falta del cuidado adecuado ha perdido mucho de su belleza.
En ese museo hay fotografías de la parte retirada y algún cuadro réplica para recordar como era inicialmente.
Otra sala está dedicada a típicas herramientas de labranza en donde me explica las diferencias entre los yugos para machos (con diferentes anchuras si eran para dos, tres o cuatro surcos) y para bueyes o vacas. Hay un carro en perfectas condiciones pero me invita a que vea uno que se compró porque el de sus padres se acabó perdiendo y tenía ilusión de tener uno. Cuando se iba a tirar una casa se encontró un carro que el pudo comprar y lo guarda con una cariño y cuidado especial.
  juego de la calva

Tallímetro que estaba en el Ayuntamiento para tallar a los quintos
En otra sala que me gustó tienen todos los carteles de sus fiestas (alrededor del 22 al 27 de septiembre según años) en donde procuran que el motivo central ayude a recordar pasajes importantes del pueblo. Me comenta Javier que esta iniciativa parte del presidente de la asociación que vive en Madrid y tiene un carácter alegre y original.
Tras hacer unas fotos junto al palacio del que se inició su restauración, y había una previsión de hacer unas viviendas dentro de él, hace siete años y que, en la actualidad la crisis ha dejado en espera de tiempos mejores.  El arreglo de la cubierta da esperanzas de que no se pierda.


Camino a la casa de Javier donde me enseña su precioso carro con unas pinturas preciosas en sus laterales y que él cuida y mima bajo los consejos de una amiga restauradora que vive allí y es de Segovia.

Creo recordar que Javier vive habitualmente en Valladolid. También puedo ver que conserva un pequeño museo de herramientas que ha sabido colocar en la vivienda con tanto orden que me encantó compartir ese lugar de su vivienda y siento agradecimiento a esas personas que no sólo se limitan a recordar sus vivencias sino que las perpetúan manteniendo, con un cuidado preciosista, todos los utillajes que fueran su vida infantil y juvenil.

Regreso a Segovia sin hacer todo el plan previsto pero henchido de alegría al haber compartido un buen rato con una persona que mantiene y le da valor, a aquellas cosas de su familia que han sido la vida común de un pueblo sin esperar grandes reconocimientos aunque con la secreta esperanza de que nuestros hijos en algún momento miren hacia atrás con similares intenciones que las nuestras y continúen el esfuerzo de sus padres.