Como el año anterior hoy es el día que doy por finalizada la temporada de viajes con el Delage, el aire frio y el puesto de conducción abierto ya no permite recorrer caminos sin correr el riesgo de pillar un buen resfriado.
Así que decido visitar unos pueblos cercanos a Segovia.
TORREDONDO
Tomo el acceso que sale de la carretera que va de Segovia a Arévalo y que se encuentra en bastante mal estado pero, quitando los fuertes botes que doy por las ballestas voy confiado porque se que estos coches están preparados para estas carreteras o peores.
Un pequeño cartel me anuncia la llegada al pueblo
Me encamino a su iglesia recorriendo su calles y subiendo una cuesta que, al estar con mucha piedra suelta, tuve la sensación que me quedaba clavado pero la fuerza del coche y el que no dudé por un momento de seguir apretando el acelerador me permitió llegar hasta ella.
Salgo por el otro extremo del pueblo que, tras pasar la prisión de Segovia, me lleva a la carretera que va a Ávila con mucho mejor asfalto.
Cuando ya había decidido encaminarme a Segovia y en el cruce veo un camino de tierra que indica hacia
PEROGORDO
Su iglesia está aun lado del pueblo y junto a una vía por la que veo circular a muchos ciclistas y en una gran explanada
Un paseo por la calle central del pueblo me sirve para darme cuenta de la expectación que provoca el paso de este coche que tantas alegrías me ha proporcionado este año.
Llegado al garaje lo preparo para pasar el invierno en reposo y con la intención de hacerla una buena revisión en cuanto el tiempo permita trabajar sobre él sin pasar frio.